A lo largo de la historia, el aceite de oliva ha sido utilizado no solo como ingrediente culinario, sino también como remedio para diversas dolencias. Pero, ¿qué hay de cierto en todo esto? ¿Realmente el aceite de oliva virgen extra puede ayudar a prevenir enfermedades y mejorar nuestra salud en general?
Si entramos de lleno en la evidencia científica, vemos que una de las propiedades más importantes del aceite de oliva virgen extra es su riqueza en ácido oleico, una grasa monoinsaturada que puede ayudar a reducir el colesterol LDL (el conocido como «colesterol malo») en la sangre y aumentar el colesterol HDL (el conocido como «colesterol bueno»). Esto se debe a que el ácido oleico ayuda a disminuir la absorción de colesterol en el intestino y a eliminar el colesterol LDL.
Estos cambios en los niveles de colesterol pueden disminuir el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, como la hipertensión arterial, la aterosclerosis y los accidentes cerebrovasculares. De hecho, un estudio publicado en la revista The New England Journal of Medicine concluyó que la dieta mediterránea, rica en aceite de oliva virgen extra, puede reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares en un 30% en comparación con una dieta baja en grasas.
Además de su contenido en ácido oleico, el aceite de oliva virgen extra también contiene una gran cantidad de antioxidantes naturales, como polifenoles y tocoferoles. Estos antioxidantes también pueden mejorar la función endotelial, que es esencial para mantener la salud del sistema cardiovascular. Así, la función endotelial se refiere a la capacidad de los vasos sanguíneos para expandirse y contraerse de manera adecuada. Si esta función se ve comprometida, los vasos sanguíneos pueden volverse rígidos y estrechos, lo que aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Un estudio publicado en la Revista Circulation encontró que el consumo regular de aceite de oliva virgen extra mejoró la función endotelial en pacientes con enfermedad arterial coronaria.
En relación a esto, varios estudios han demostrado que la ingesta regular de aceite de oliva virgen extra puede disminuir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, tanto en personas sanas como en pacientes con enfermedades cardiovasculares preexistentes. Por ejemplo, un estudio realizado en España encontró que las personas que consumían aceite de oliva virgen extra tenían un riesgo significativamente menor de desarrollar enfermedades cardiovasculares en comparación con las personas que no lo consumían.
Igualmente, el aceite de oliva virgen extra también puede ser beneficioso para la salud cognitiva. Un estudio de la Universidad de Navarra encontró que una dieta rica en aceite de oliva virgen extra estaba asociada con una mejor función cognitiva en personas mayores. Los investigadores creen que esto puede ser debido a los antioxidantes y ácidos grasos saludables presentes en el aceite de oliva virgen extra, que pueden proteger el cerebro de los daños causados por el estrés oxidativo y la inflamación.
Por si todo esto fuera poco, el aceite de oliva virgen extra también puede ayudar a reducir el riesgo de diabetes tipo 2. Un estudio realizado por el Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos encontró que una dieta mediterránea rica en aceite de oliva virgen extra y nueces estaba asociada con un menor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 en comparación con una dieta baja en grasas. Demostrando la capacidad del aceite de oliva virgen extra para mejorar la sensibilidad a la insulina y regular los niveles de glucemia en la sangre.
Y la cosa no queda aquí, además de sus beneficios para la salud física, el aceite de oliva virgen extra también puede tener beneficios para la salud mental. Un estudio de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria encontró que los participantes que consumían aceite de oliva virgen extra tenían una menor probabilidad de desarrollar depresión en comparación con aquellos que consumían una dieta baja en grasas. Los investigadores creen que esto puede deberse a los ácidos grasos saludables presentes en el aceite de oliva virgen extra, que pueden ayudar a mejorar la comunicación entre las células cerebrales y reducir la inflamación en el cerebro.
Es importante destacar que estos beneficios están asociados al consumo de aceite de oliva virgen extra, no de otros tipos de aceite de oliva de menor calidad o de aceites vegetales. Por lo tanto, es recomendable elegir siempre aceite de oliva virgen extra de alta calidad y consumirlo con moderación como parte de una dieta equilibrada y saludable.
Es cierto que el aceite de oliva virgen extra es una fuente de grasa, y como tal, contiene una cantidad significativa de calorías. Sin embargo, su consumo moderado no sólo no aumenta el riesgo de ganar peso, sino que controla el apetito y la sensación de saciedad gracias a sus compuestos beneficiosos.
Asimismo, es importante recordar que, aunque el aceite de oliva virgen extra tiene muchos beneficios para la salud, no es un alimento milagroso y no puede compensar una dieta poco saludable y un estilo de vida sedentario. Por lo tanto, es esencial seguir una dieta equilibrada y realizar actividad física regularmente para mantener una buena salud a largo plazo. Desde Terraverne, animamos a todos a considerar los beneficios del aceite de oliva virgen extra en su dieta y a incorporarlo en sus comidas diarias.